Toda empresa aunque esté bien establecida, necesita de una efectiva gestión de riesgos. Esto significa hacer un cálculo que le es fundamental para tratar de garantizar el bienestar del negocio en el tiempo futuro. Ninguna organización debería lanzarse a la liza de la competición por el mercado, a ciegas. Necesita de hacer previsiones que pudiesen afectar su buen desempeño y adelantarse a que el “azar” pueda incidir negativamente en su funcionamiento.
Los expertos saben y recomiendan, que un negocio debe saber distanciarse de las actitudes expectantes y tratar de tener salidas preparadas ante cualquier contingencia. A toda empresa le es estrictamente necesario minimizar esas posibilidades de error (o de fracaso), que en todo momento están pendulando sobre su ejercicio. Con los análisis de gestión de riesgo, se puede responder a las inseguridades que el ritmo del mercado depara a todos los emprendedores.
¿Cómo se puede definir y apreciar la gestión de riesgos?
La gestión de riesgos significa o representa por encima de todo, una previsión. Pero no se trata de una actitud afortunada, se trata sí, de una disposición plenamente consciente. Una persona no puede controlar ni conducir, todas las variables que pudieran actuar (y actúan) sobre el ejercicio de una empresa. Pero lo que sí puede hacer es minimizar las incertidumbres que pudieran convertirse en desventajas u obstáculos, para alcanzar las metas y objetivos propuestos.
Una adecuada gestión de riesgos debe en primer lugar, dotar a la organización de una visión lo más amplia posible, de las incertidumbres posibles. Pero además, igualmente debe hacer posible tener un cálculo del peso que estas pudieran tener sobre sus designios y objetivos. Esta tarea al enfocarse en identificar y anticiparse a los acontecimientos, asume un carácter esencialmente previsivo. Su objetivo reside en el esfuerzo por controlar el mayor número posible de variables.
Asumir este trabajo demanda tener una adecuada preparación y conocimiento. Con estudios de Máster en Ciberseguridad puedes ser partícipe de esta tan interesante como exigente y bien remunerada ocupación. Las pericias a desarrollar te convertirán en un profesional necesario para todo negocio que aspire a mantenerse en un futuro de mediano y largo plazo. Tus capacidades se verán potenciadas hasta hacer de ti, un activo imprescindible para cualquier empresa.
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Aportes de la gestión de riesgos para tu organización
Desde un principio, los resultados de una buena gestión de riesgos apuntan tus posibilidades de tomar la decisión correcta. Dicho en otras palabras, esta labor te da la posibilidad de determinar si los riesgos con los que debes enfrentarte son o no, asumibles. A fin de cuentas, te brinda lo que se puede llamar un “margen de acción” en relación con el desarrollo de las actividades de tu negocio. Al final, y con los cálculos en tus manos, puedes decidir el curso de acción a seguir.
Por otro lado, al tratarse de una labor más o menos constante y sistemática, presta servicios adicionales de no poca importancia para tu emprendimiento. Hace factible la optimización en la configuración de los presupuestos y permite mejorar el modo como se realizan los gastos (control de gastos). Se puede decir que en todo momento te vas a encontrar un paso adelante de los acontecimientos y podrás resguardarte, con mayor propiedad ante cualquier vicisitud.
Las experiencias históricas de tu empresa apoyan la gestión de riesgos
Es totalmente cierto que la gestión de riesgos tiene mayor valor en los inicios de tu proyecto. Por tanto, es imprescindible que la lleves a cabo como parte inesquivable de su fase inicial. Sin embargo, debería ser una labor continua, formal y permanente; esta sistematicidad permitiría hacer un seguimiento preciso de su evolución, de sus altas y bajas y con ello, acumular experiencias de cara al futuro.
Por tanto, el trabajo que desarrolla el equipo de gestión de riesgos, no se limita a auscultar el futuro inmediato y mediato de tu negocio. Sus recomendaciones y sugerencias también cuentan con un soporte en las experiencias históricas de tu organización. Toda decisión debería fundarse no solo en la previsión del potencial futuro de los acontecimientos, sino que debe tomar en cuenta las experiencias ya vividas. Es menester mirar lo que ha sido aprendido sobre el curso del negocio.
Niveles o estados de la gestión de riesgo
Todo trabajo que pretende ser sistemático, requiere la ocupación de unos estados concretos y de esto no escapa (ni mucho menos), la gestión de riesgos. Seguir un procedimiento cuidadoso le es totalmente forzoso si pretende alcanzar la finalidad con la cual se lleva a efecto. En este caso se trata básicamente, de indicaciones que deben ser seguidas.
- Prever: se trata de la identificación y esfuerzos de anulación de algún desafío previamente determinado. En todo caso lo mejor que puedes hacer, es tratar de impedir su iniciación, de eliminar su causa.
- Reducir: en todo caso se trata mediante la disminución de la posibilidad de que se materialice, de minimizar los costes en dinero que conlleva un potencial riesgo.
- Asumir: en el caso de tomar la decisión de correr ciertos riesgos previstos, se hace imperioso aceptar las consecuencias de que efectivamente llegue a ocurrir lo que temes. Sin embargo, para este escenario existe un subterfugio al cual puedes, perfectamente, acudir: el llamado Plan B o plan de contingencia. Se trata de un alternativa que puedes desarrollar en el caso de cumplimiento de tus previsiones.
El estar consciente de lo que significa el oficio de la gestión de riesgos implica tener una buena preparación. Esto es parte de la formación que puedes adquirir con estudios de Máster en Ciberseguridad. Con ellos serás capaz de encontrarte en las mejores condiciones para evaluar un proyecto y hacer las recomendaciones pertinentes a cada caso.